miércoles, 14 de noviembre de 2012

Nuestro futuro


Ayer Sr. Bocazas y Condesa Desorientada fuimos a ver un documental sobre la  famosa banda Coldplay (tranquilos que podréis hacer una entrada sobre el documental, no os lo voy a robar) y hubo un momento en que sacaban los instantes después del concierto, en que la banda se dirigía rápidamente al hotel para descansar para el siguiente día. En uno de esos momentos un miembro del grupo contaba que estaba en Las Vegas y recibía una llamada de su mujer contándole que su hijo estaba enfermo, en el hospital, y se sintió como si estuviera en el peor sitio del mundo. Esto me hizo reflexionar porque son personas (no solo Colplay, sino cualquier persona que ha conseguido ser lo que quiere ser) que a pesar de tenerlo todo lo que han deseado y más en sus manos, se sienten insatisfechos. No me estoy quejando de ellos, en absoluto, sino lo que quiero decir es que el ser humano siempre ha sido y será un ser insatisfecho. Y con insatisfecho me refiero no a que siempre  quiera más, sino que quiere lo que no tiene. De este modo,  implanté este hecho en mi misma porque me he dado cuenta que nunca consigo lo que quiero. Por ejemplo, la arquitectura tiene, dentro de sí misma, una gran variedad de disciplinas, está la física, el dibujo, el arte, la historia, la creatividad, etc. y puede que a algunos se les de bien una disciplina, todas o ninguna, y a mi alrededor observo que ha todos se les da bien todas las disciplinas y a mí, no. Esto me hace que pensar… ¿habré hecho bien en elegir esta carrera? ¿Debería habérmelo pensado mejor? ¿Debería haberme dedicado a otra cosa?... (Este es un claro ejemplo de insatisfacción humana) y más con lo que está ocurriendo en la sociedad actual, observo que me va a ser imposible llegar a ser alguien delante de este desolador futuro. Sólo vemos en la actualidad que “no hay dinero”, y es que nos enfocan para eso, para sacar dinero e incluso te hacen sentir mal si no lo tienes. Tal vez tendríamos que cambiar nuestra perspectiva y estudiar por placer, y lo hacemos, pero todos sabemos que en esta sociedad de eso no se puede vivir.
Ahora, tras esta reflexión me encuentro en un estado extraño, en el que dudo de lo que hago pero lo hago porque lo tengo que hacer (otro ejemplo de insatisfacción). Una sensación, un estado que sólo puedo ver reflejado de forma pictórica (o visual). Unos cuadro de me conforman esa sensación al observarlos son los cuadros de Yves Tanguy, un autor que vimos en clase: representa parajes desoladores, y personajes, entre mecánicos y humanos, producto de su imaginación. Esa incertidumbre, esa necesidad de que quiera que se pare el tiempo se reflejan en estas pinturas producto del subconsciente. Estas pinturas me relajan, pero a la vez me incomodan porque no sabes ni donde estás, ni quien eres tú, ni que es del mundo en el que creías.





Y supongo que esta angustia desaparece cuando disfrutamos de aquellos placeres de la vida que nos hacen únicos a cada uno: cuando leemos un buen libro, cuando disfrutamos viendo una y otra vez nuestra película favorita, cuando disfrutamos de la buena compañía, cuando estamos con la persona que más queremos en este mundo, o, como por ejemplo ayer, vemos y escuchamos música que amamos. Estas y muchas más son las pequeñas cosas que nos hacen levantarnos cada día, pese a la incertidumbre del futuro. Y esos son los buenos recuerdos que nunca se olvidan, porque, al fin y al cabo, los malos momentos, afortunadamente los acabas olvidando.

Duquesa Cuqui.


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