Ayer Sr. Bocazas y Condesa Desorientada fuimos a ver un
documental sobre la famosa banda
Coldplay (tranquilos que podréis hacer una entrada sobre el documental, no os
lo voy a robar) y hubo un momento en que sacaban los instantes después del
concierto, en que la banda se dirigía rápidamente al hotel para descansar para
el siguiente día. En uno de esos momentos un miembro del grupo contaba que
estaba en Las Vegas y recibía una llamada de su mujer contándole que su hijo
estaba enfermo, en el hospital, y se sintió como si estuviera en el peor sitio
del mundo. Esto me hizo reflexionar porque son personas (no solo Colplay, sino
cualquier persona que ha conseguido ser lo que quiere ser) que a pesar de
tenerlo todo lo que han deseado y más en sus manos, se sienten insatisfechos.
No me estoy quejando de ellos, en absoluto, sino lo que quiero decir es que el
ser humano siempre ha sido y será un ser insatisfecho. Y con insatisfecho me
refiero no a que siempre quiera más,
sino que quiere lo que no tiene. De este modo, implanté este hecho en mi misma porque me he
dado cuenta que nunca consigo lo que quiero. Por ejemplo, la arquitectura
tiene, dentro de sí misma, una gran variedad de disciplinas, está la física, el
dibujo, el arte, la historia, la creatividad, etc. y puede que a algunos se les
de bien una disciplina, todas o ninguna, y a mi alrededor observo que ha todos
se les da bien todas las disciplinas y a mí, no. Esto me hace que pensar…
¿habré hecho bien en elegir esta carrera? ¿Debería habérmelo pensado mejor? ¿Debería
haberme dedicado a otra cosa?... (Este es un claro ejemplo de insatisfacción
humana) y más con lo que está ocurriendo en la sociedad actual, observo que me
va a ser imposible llegar a ser alguien delante de este desolador futuro. Sólo
vemos en la actualidad que “no hay dinero”, y es que nos enfocan para eso, para
sacar dinero e incluso te hacen sentir mal si no lo tienes. Tal vez tendríamos
que cambiar nuestra perspectiva y estudiar por placer, y lo hacemos, pero todos
sabemos que en esta sociedad de eso no se puede vivir.
Ahora, tras esta reflexión me encuentro en un estado extraño,
en el que dudo de lo que hago pero lo hago porque lo tengo que hacer (otro
ejemplo de insatisfacción). Una sensación, un estado que sólo puedo ver
reflejado de forma pictórica (o visual). Unos cuadro de me conforman esa sensación al observarlos son los cuadros de Yves Tanguy, un autor que
vimos en clase: representa parajes desoladores, y personajes,
entre mecánicos y humanos, producto de su imaginación. Esa incertidumbre, esa
necesidad de que quiera que se pare el tiempo se reflejan en estas pinturas
producto del subconsciente. Estas pinturas me relajan, pero a la vez me
incomodan porque no sabes ni donde estás, ni quien eres tú, ni que es del mundo
en el que creías.
Y supongo que esta angustia desaparece cuando disfrutamos de
aquellos placeres de la vida que nos hacen únicos a cada uno: cuando leemos un
buen libro, cuando disfrutamos viendo una y otra vez nuestra película favorita,
cuando disfrutamos de la buena compañía, cuando estamos con la persona que más
queremos en este mundo, o, como por ejemplo ayer, vemos y escuchamos música que
amamos. Estas y muchas más son las pequeñas cosas que nos hacen levantarnos
cada día, pese a la incertidumbre del futuro. Y esos son los buenos recuerdos
que nunca se olvidan, porque, al fin y al cabo, los malos momentos,
afortunadamente los acabas olvidando.
Duquesa Cuqui.
Me ha gustado mucho, Duquesa. La firmo yo también.
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