En octubre pasé un fin de semana
en Madrid. Viaje con tres amigos para ver un concierto. Aprovechando hasta el
último minuto que estuvimos en Madrid decidimos visitar el Prado, mis amigos ya
habían estado pero aun así estuvimos unas tres horas dentro del museo. Tanto
Marta como Chema me sorprendieron pues conocían muchas de las obras y me
contaron lo que sabían. El museo me gustó pues al contrario que muchos otros
museos expone muchas obras importantes y no únicamente una o dos. Las obras
aparecen organizadas en salas a lo largo de los dos pisos por estilos. También
hay algunas salas de escultura, algunas de ellas circulares que sirven de unión
entre salas de cuadros. El museo alberga mucha más pintura que obra
escultórica. Los cuadros están colgados sobre la pared blanca otorgando papel
protagonista a las pinturas. Están iluminados mediante luz artificial para su
contemplación. Las salas son amplias permitiendo a la gente moverse entre las
obras a su ritmo sin dificultad. Aparecen cartelas con el título y algo de
información sobre la obra que te permitía entender mejor la historia narrada. Como
he dicho antes lo que más me llamó la atención fue las amplias y extensas colecciones de obra que posee,
sobre todo del siglo XVI al XIX. Pude contemplar la obra de los pintores
españoles más representativos, como las salas dedicadas a Francisco de Goya, Velázquez
o Murillo. También de otros artistas internacionales como Caravaggio, Tiziano,
Rafael, Rubens, El Greco o El Bosco y su maravillosa obra el Jardín de las Delicias.
La selección de obras refleja los gustos de las diferentes dinastías españolas
a lo largo de los siglos, su red de alianzas y sus enemistades políticas, por
lo que resulta una buena fuente de información histórica. Esta variada
selección pictórica que responde a la afición coleccionista de los reyes lo
hace peculiar y lo diferencia de otros museos. Pero además de su interior el
museo en sí mismo es una obra de arte que merece la pena contemplar, una de sus
ampliaciones fue realizada por Moneo, en la que incorporó la entrada de luz natural a los diferentes espacios del museo. Se trata de una pieza sólida construida
siguiendo los órdenes clásicos. En resumen disfruté mucho la visita y cuando
vuelva a Madrid no dudo que guardaré unas horas para perderme entre las muchas
obras maestras que alberga el Prado.
Condesa desorientada, celebro que aprovecharas tu visita a Madrid para visitar El Prado. Buena entrada.
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