Como un famoso empezaría una entrada en un blog:
Buenos días, mis seguidores, perdonad el largo intervalo
entre ésta, mi nueva entrada y la anterior, así como el hecho de no haber
podido responder vuestros e-mails, recordad que es aritméticamente imposible
que yo, siendo uno, conteste a tantos.
Como lo haré yo:
Me cago en la , que me quedan dos días para hacer las
entradas obligatorias (y alguna opcional
para que quede patente que no lo hago todo por obligación). Siempre me pasa
igual, Padre Tiempo nunca se porta bien conmigo (o más bien Madre Organización)
buuu :(.... Y lo peor es que ¡¡¡no tengo ideas!!!!, bueno si hago memoria
(despejando las frondosas selvas de física, urbanismo y proyectos) parece que
vislumbro algún pensamiento pasado que … eeem, sí, este servirá ^^
Hace dos semanas (¿o eran tres?, los viajes a mi dimensión
fracturan demasiado mi concepción espacio temporal, haciendo que mi, ya de por
sí alocado, cerebro mezcle, siguiendo algún patrón aritmético desconocido aún
por mí, acontecimientos pasados. Y no
tampoco me apetece mirarlo en el calendario)
- Pues empezamos bien o.O
- Dani2, no te metas ¬.
¬
- …
Pues eso, hace dos o tres semanas se celebró el Salón del
Manga, acontecimiento que (lógicamente) no me iba a perder. Decir que me lo
pasé bien y que incluso yo me sentí un poco raro son meros detalles sin
importancia en esta historia.
Fue allí donde escuché una canción que me encantó, la cual
(tras una breve búsqueda con San Google) resultó titularse Inori, siendo el
Opening (canción de apertura para los incultos… ;]) del anime Romeo x Juliet,
una versión ajaponesada (si la palabra no existe a invento yo, ¿vale?) del
clásico de Shakespeare.
Siendo sincero, diré que casi nunca me han gustado las
versiones, variaciones (o cualquier otro eufemismo que use el “creador”) de
otras obras, porque:
1 1. La idea no es original (y perdonad que os diga,
pero las infinitas versiones de los 3 mosqueros me tienen hasta las gónadas,
exceptuando la de Barbie, ninguna se salva –ironía-)
2. 2. Destrozan, habitualmente una obra maestra (por
favor, la versión de Leonardo Di Caprio de Romeo y Julieta es realmente
irrisoria, ¿Méjico?)
3. 3. Suelen degenerar en un uroboros, dando lugar a
nuevas versiones y alentando a nuevos rapaces a hacer la suya.
Sin embargo, como el gris también
existe en éste nuestro cosmos, y tal vez por ese carácter japonés de la serie,
me gustó bastante, buena animación, buenos diálogos, excelente música y un
cierto respeto al original, aunque incorporando elementos que dan a la serie un
carácter más fantasioso (dudo que el señor Shakespeare, en pleno siglo XVII concibiera la idea de un pegaso-dragón) Eso sí, para todo el que la vea debo
decir (fastidiando un poco la cosa) que el final es diferente (pero no como el
de la mierda hez llamada Amanecer Parte 2),
lo cual no quiere decir que acaben comprando en el Corte Inglés (entiéndase esto
como una metáfora de que la obra mantiene ese espíritu trágico, lo cual es una
bendición)
Peeeeeeeeeeero, esta entrada (ya
que hago una que al menos sea de las obligatorias) va sobre el citado opening y
su canción, Inori (plegaria), de Lena Park, la cual, para cualquier entendido
de música británica de la última década (lo que no quiere decir que yo lo sea)
no es otra que You raise me up, del grupo Secret Garden. Sin embargo como yo
siempre digo, en japonés todo suena mejor.
Ahora en serio, la primera vez
que escuché y leí la traducción me sentí profundamente emocionado. Esa última
estrofa que da nombre a la canción es bellísima y encaja perfectamente con la
historia, esos vientos que cruzan los océanos no son otros que el amor de los
protagonistas, capaz de atravesar siglos y grandes distancias, sin entender de
cultura o de época, y que nos envía noticias, noticias de una amor tan grande
como el que nosotros queremos sentir y vivir, ese por el que nosotros esbozamos
una débil y muda plegaria.
.
Si a esta hermosa (y
evidentemente empalagosa) canción unimos una fluida animación y el simbolismo
de las imágenes la combinación no puede ser más harmoniosa, esas manos que en
barroca actitud apenas llegan a rozarse por más que lo intenten o ese beso invisible reflejan ese
amor imposible que acaba provocando la destrucción de la ciudad. La escena
final de Julieta diluyéndose en el viento volviéndose pétalos está cargada de
mensaje, tal vez ella no sea real, tal vez cuando cierres las páginas del libro
te olvides de ella y del amor que sintió por Romeo, pero siempre estará ahí, esperando
el momento para recordarte que no hay forma más bella de morir que hacerlo por
amor.
Saludos desde el Sector ɣ de la Galaxia 3-511
Sr. Friki
Y recuerda, lo que no te guste, ¡lo más probable es que me guste a mi!
Ya decía yo que tardabas mucho en ponernos algún manga :D
ResponderEliminarMe.ha.encantado. Y ya no digo más.
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